Para muchas personas, hablar del marketing de contenidos en 2019 puede resultar hasta redundante. Si esas personas tienen un negocio y conocen la importancia de esta técnica, su negocio funcionará bien o al menos recibirá visitas derivadas de esta técnica.
El marketing de contenidos, si lo llevamos a cabo de manera estructurada y con un plan definido, puede llegar a hacer que las empresas ganen mucho dinero. Como apuntaba Joe Pullizi, gurú del marketing de contenidos y escritor del best-seller Epic Content Marketing, el contenido puede actuar como un medio para atraer usuarios. Dicho de otra manera, las palabras son un método eficaz para impulsar las ventas en la web.
No cualquier contenido o cualquier texto es atractivo para posibles clientes. Al igual que la calidad es un aspecto básico en un restaurante; la claridad y la concisión son fundamentales a la hora de crear contenidos para una marca. En cambio, si el contenido de su sitio es abstracto, carece de carisma y se realiza con el único objetivo de cumplir con los pasos de dicho método a la espera de resultados, éstos nunca llegarán en la misma medida.
En este artículo hablaremos sobre los ‘copywriters’ o ‘copys’ como se les conocen en el mundillo o sencillamente escritores de contenido; y tres claves a tener en cuenta en el marketing de contenidos.
Existen tres «indicadores clave de rendimiento» (KPI) que los escritores inteligentes saben manejar con el contenido adecuado:
El contenido atrae la atención de los ‘posibles’
La primera letra de la mayoría de las fórmulas de redacción es la “A» de Atención. Hasta que no pueda obtener la atención de un cliente potencial, no podrá enviar ningún tipo de mensaje. La mayoría de la publicidad se enfoca aquí, solo por esa razón, ya que cada vez la atención del público se vuelve más fragmentada.
El marketing de contenidos sigue siendo lo que funciona para atraer la atención de las personas. Y a medida que se acumula más y más contenido ordinario, debes asegurarte de que lo que estás creando sea extraordinario y valga la atención que estás pidiendo.
Eso no significa que el contenido (incluso el gran contenido) atraerá automáticamente a la audiencia. Hay que promocionarlo, ya sea a través de ‘influencers’, publicidad pagada o la optimización del motor de búsqueda.
La gente a la que intentas atraer hacia tu negocio sigue leyendo publicaciones de blog, escuchan podcasts y siguen viendo videos. Por lo tanto, es importante ponerle suficiente arte para que elijan tu contenido.
El contenido construye una audiencia comprometida
Una cosa es llamar la atención de alguien, otra cosa mantenerla. El factor más importante para cualquier negocio es una «multitud hambrienta» de clientes potenciales que desean y necesitan lo que ofreces.
Una vez realizado el trabajo de atraer a una audiencia, se debe diseñar una red de contenido interesante y atractivo que ayudará a mantener ese tráfico estable.
Por tanto, toda estrategia de marketing de contenido debe incluir piezas y contenido reflexivo y bien desarrollado que permita a la audiencia mantener su atención en la web.
Es fundamental alentar a los visitantes de la web a consultar cualquier duda ya sea por correo electrónico o a través de redes. Es importante ofrecer una conversación sostenida, para que dicha audiencia comience a ver cómo puedes ayudarles.
El contenido, como el buen vino, madura con el tiempo
Es un mito que la actual generación conocedora de la red tenga una capacidad de atención más corta que la de Dory, el singular pez de ‘Nemo’. Pero no es una broma que pueda ser realmente un desafío mantener la atención en este clima en distracciones.
Sin embargo, si se plantea de manera adecuada, este mismo contenido puede servir de catalizador de un mayor público. Este proceso de maduración es una función de ventas crítica, y nada funciona mejor que el buen contenido para mantener a ese público pendiente de todo lo relacionado contigo o tu cliente.
También debe haber suficiente estrategia para justificar el costo de escribir la pieza. Porque el trabajo comienza haciendo entender al cliente que la escritura también tiene un precio. La escritura efectiva toma tiempo. Y el tiempo es el único recurso que nunca podemos reponer.