El término “woke” significa “ser consciente de los problemas sociales y de los estereotipos y injusticias sociales”.
Al principio, el “woke marketing” era visto como una especie de postureo o de querer quedar bien con la audiencia. A pesar de ello, sigue siendo muy importante que se rompan ciertos estereotipos y que se pueda llegar a influir en la opinión pública positivamente. Se han reivindicado todo tipo de injusticias, como por ejemplo: las raciales, la desigualdad salarial femenina, la inclusión y diversidad de las personas con discapacidad.
Actualmente, los consumidores buscan conectar de gran manera con la identidad de marca de una empresa y que sobre todo se puedan identificar con ella. Los principios, que caracterizan a una compañía se han convertido en un elemento diferencial y con mucho valor, es por ello por lo que muchas compañías han decidido incluir su posicionamiento en diversos temas sociales en su estrategia y comprometerse al mismo tiempo con ello.
Ya son varias las compañías que lo han aplicado llegando a un gran público y contribuyendo al cambio.
El mundo de la moda es el próximo en sumarse a esta tendencia, empezando a incluir más colecciones de ropa sin género, siguiendo el ejemplo de famosos como Harry Styles o Billie Eilish que rompen con estas etiquetas.
Muchas, lo sentirán como una moda si realmente no tienen esos valores impregnados en su cultura corporativa. Es ahí, donde seguramente se pasa del compromiso a simplemente ser parte de una moda, para mejorar la imagen de la empresa.
Pero ahora más que nunca, los consumidores se han vuelto más exigentes y tienen muchas más herramientas para contrastar información y por lo tanto, averiguar si la marca está realmente comprometida con aquello que defiende, siendo auténtica y transparente o simplemente quiere aumentar sus beneficios aprovechándose de alguna causa, si esto es así, los esfuerzos de estas compañías se habrían quedado en un mero “woke washing” y es ahí donde aparecen los problemas del “woke marketing”, que han experimentado empresas como Pepsi, con dos campañas que fueron canceladas por ser ofensivas, McDonalds o Starbucks.
En efecto, los resultados de comprometerse pueden ser muy buenos y son los consumidores los que analizan y deciden si les inspira confianza.
Implantar el “woke marketing”, puede ser positivo, pero tiene que llevarse a cabo en todos los niveles para que no provoque un efecto rebote.