Blog: Kaizen

Valores2

Emprender se ha convertido en una palabra de moda, demasiado común, está en boca de todos, aparece en los informativos día sí y día también, incluso han hecho programas de TV donde exclusivamente se habla de emprendimiento (que no emprendedurismo). Quizás el contexto de dificultades económicas impulse a la gente a encaminarse al autoempleo, a poner en marcha el proyecto o la idea que llevaba tiempo rondando la cabeza, el que pudo ser y por comodidad y falta de tiempo se pospuso sine die, a tirarse a la piscina, a abrir nuevos caminos, poner en marcha nuevas ilusiones, renovar una etapa anterior. Nosotros ya lo hicimos hace un tiempo con KAIZEN GROUP y el balance no puede ser más positivo.

Pero esa acción sólo será completa si no sólo se emprende sino además se hace con valores. No olvidemos que la crisis económica que asola a medio mundo ha venido justamente de una crisis de valores, de una economía sin escrúpulos, de un sistema con escasa ética, con hambre de enriquecimiento rápido pero poco afán por crear, por invertir, por disfrutar del proceso. Por tanto, para iniciar una nueva etapa, para consolidar hoy un proyecto habrá que hacerlo crecer con valores y no de cualquier forma, con objetivos miopes o cortoplacistas.

El pasado viernes 27 de septiembre el diario Las Provincias y el Banco Sabadell-CAM celebraban en Valencia un encuentro sobre emprendedores al que asistí. Un buen formato donde jóvenes que habían puesto en marcha sus proyectos de la nada conversaban con empresarios consolidados. Y ahí reafirmé la idea de la necesidad de que el nuevo empleo, de que los nuevos proyectos deben surgir desde la buena acción, con coherencia, socialmente responsable para evitar que ocurran situaciones como las que nos han llevado hasta donde estamos.

Uno de los participantes consolidados apelaba a que la salida a la crisis pasaría por emprender, reinventarse, porque la sociedad supiera adaptarse a los nuevos contextos y con dignidad construyera las nuevas realidades. Hasta ahí todo genial. El ejemplo que puso para explicar su idea acabó quitando las caretas y dejó aparecer a un modelo de emprendedor del que hoy, a mi modo de entender, hay que huir. Hay que rechazar como una acción preventiva, por el bien de nuestro futuro.

Hablaba de que desayunaba un día en un bar y vio a una mujer de más de setenta años barriendo y fregando los suelos. Lo hacía, según él, con una sonrisa en la boca, contenta de su nueva realidad, reinventada, auto-realizada. Esa era la salida a la crisis económica, esa era la clave del emprendimiento hoy. Benditos ejemplos que ponen a cada uno en su sitio.

Pues no. Emprender en el siglo XXI, con lo que nos ha enseñado la crisis, debe ser justo lo contrario. Considerar y respetar a quien trabaja con nosotros, a los proveedores, a los clientes, a nuestros usuarios finales, al entorno en el que nos encontramos. Involucrarnos con el progreso colectivo de la ciudad en el que residimos, con el avance del país al que ofrecemos lo que sabemos hacer. Atraer y retener el talento, innovar en cada paso, probar sin temor a equivocarse, y seguir innovando. Crear valor mediante una gestión ética, transparente, con rigor, sin especular. Creer en lo que haces y sobre todo disfrutar de ese proceso, tu proceso, al entender que el éxito no es el fin sino el camino que recorres.

Hacer todo esto y que nuestro esfuerzo (nuestro trabajo, el resultado de nuestro emprendimiento) contribuya, además a la dignidad colectiva, a dar pasos al frente, a no retroceder.

 

Carlos de la Cruz Moya
Responsable de Comunicación de KAIZEN GROUP

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